Buenas, ¿qué tal ese día de las cruz?. ¡Espero que genial!
Acabo de regresar de clases donde pensé, nada más levantarme, que no iría ya que anoche no he descansado del todo bien. Y aunque ayer me metí en la cama muy pronto, tipo diez y media de la noche, todas mis últimas preocupaciones me han tendido despertándome continuamente. No es que esté cansado físicamente, mi cansancio es mental, y eso hace que dudase si estaría a la altura para desarrollar los musculos, que es lo que me tocaba hoy en educación deportiva. Pero debido a una inesperada charla del ejercito, intentando vendernos su supuesta buena vida me salvé y "triunfé". Creo que ha salido a la perfección...
Acabo de regresar de clases donde pensé, nada más levantarme, que no iría ya que anoche no he descansado del todo bien. Y aunque ayer me metí en la cama muy pronto, tipo diez y media de la noche, todas mis últimas preocupaciones me han tendido despertándome continuamente. No es que esté cansado físicamente, mi cansancio es mental, y eso hace que dudase si estaría a la altura para desarrollar los musculos, que es lo que me tocaba hoy en educación deportiva. Pero debido a una inesperada charla del ejercito, intentando vendernos su supuesta buena vida me salvé y "triunfé". Creo que ha salido a la perfección...
El otro día cuando ví a un joven pasar por delante de mí en La Laguna se me paso por la mente inmediatamente un video que encontré por youtube con el cual quedé fascinado todo se debe a que el chaval tenia un gran parecido con Javier Botet. En este momento estoy en fase de enamoriscamiento, como las niñas que suspiran por los Jonas Brothers o el cantante de Tokio Hotel. Es mi nuevo sex symbol. Y es que hasta ahora siempre lo había visto ultra-caracterizado para los personajes que interpreta, y bueno, aunque tengo tendencia a sentir atracción física por personajes monstruosos, decir que tendría un “aquel” con La Niña del Exorcista. Esto de la atracción hacia los personajes sobrehumanos debería estar catalogado, no es homosexualidad, ni zoofilia/bestialismo, ni fetichismo, ni S/M… pero debería tener un nombre.
Mi primer amor fue un chico muy parecido a Orlando Bloom, aunque repartía mi devoción con el Sr. Spock y sus orejas puntiagudas. Claro que yo era demasiado pequeño para poder identificar aquello con algo sexual. Chewacca, el wookie de “Star Wars” fue el único que consiguió hacerme suspirar de toda la saga. Y así hasta el infinito, pasando por Michael Berryman y el gran Ron Perlman en todos sus papeles, muy especialmente como Hellboy.
Volviendo a Botet… pues que quieres, caí rendido a sus pies. Interrogando al youtube inmediatamente Manuela Velasco y varios de sus directores, Paco Plaza y Jaume Balagueró, sobre la existencia real de La Niña de los Mereideros (Rec). Fue Manuela la que contó que entonces nos puso en antecedentes, contó como Javier Botet tenía ese físico particular tan delgado y de miembros larguísimos (¡mide más de dos metros!) a causa del Síndrome de Marfan, que si no me equivoco, lo maravilloso es que Javier Botet siempre fue un amante de género fantástico y de terror (es licenciado en Bellas Artes y un estupendo ilustrador y dibujante de comic) y a través de su afición ha conseguido redimir un cuerpo que en vez de destrozarle la vida la ha dado la oportunidad de vivir de lo que más le gusta, el cine. Se apuntó a un curso de efectos especiales y no dudó en ofrecerse al profesor para hacer de monstruo. El resultado fue rodar su primera película con ¡Brian Yuzna! A partir de ahí ha sido un no parar. La Niña de Medeiros es conocida en todo el mundo, y ahora mismo se lo disputan en series de televisión (“Los hombres de Paco” “Génesis : en la mente del asesino”, “La que se avecina”),
A mí El Terror en la ficción me ha servido siempre como una forma de redención, como una opción estética, como una válvula de escape. Pero he tenido elección, he querido salirme del camino oficial buscando vías más interesantes y que se adaptan mejor a mi personalidad. Botet no ha tenido elección, tiene el físico que tiene y no se puede esconder, pero ha sabido darle la vuelta a una desventaja para convertirla en virtud. El Terror como herramienta de trabajo, como medio de vida y como liberación.