Hoy voy a hablar de algo muy especial, muy elegante y muy pero muy placentero... Por lo menos para mi. Pues creo que no hay nada mejor que los placeres de una vida sencilla. Ese tipo de placeres que se hacen únicas las mañanas de frío invierno o las tardes de un caluroso verano. Un placer en que el sexo, la raza y la edad no importan. La pipa. No me refiero a estas que están de moda ahora que se llaman shisha. Sino a la de toda la vida, a la que han fumado nuestros abuelos e incluso padres, aquella que da un prominente olor cuando te acercas a sus bocas. Y es que desde hace más de 3 años que me dedico a la fumada de esta maravilla tallada en finas maderas y hasta día de hoy todavía no he encontrado ni una razón para dejarla a un lado. Al principio no fue fácil. Pues su fumada tiene que aprenderse con el tiempo. Al principio empecé practicando con cigarrillos, pero ciertamente no me gustaba ni su sabor ni su humor, pues no es más que mera nicotina y alquitrán repastizado por los agazapados de las industrias. Asique decidí lanzarme a la piscina y empezar con ella. Y me atragante con la primera tirada. Una horrible tiraba de humo que me dejo completamente asficiado. Por lo tanto decidí acudir a alguien que seguramente sabía como funcionaria y como se fumaría. Acudí a mi ascendiente abuelo. Enseguida me explico quincenas de maneras de fumar y encender la cachinba. Y durante más de 3 años e seguido sus enseñanzas y ahora puedo decir que soy casi un experto.

La pipa ha de fumarse con parsimonia, lentamente. Las prisas, el ajetreo, no nos dejarán disfrutar de la fumada. Para eso ya están los cigarrillos. Nuestro sillón favorito, una buena música, quizás una bebida, contribuirán a que el placer de la fumada sea aún mayor. Fumar en pipa es una ceremonia. El pipador sumido en el éxtasis de la fumada dejará volar su imaginación y podrá encontrar soluciones a buen número de sus problemas.
La pipa es el mejor modo de fumar. El más bonito, sano, natural, inteligente, auténtico, sencillo modo de fumar. Interrogáis a un fumador de pipa y este os confirmará que fumar en pipa es una de las costumbres más deliciosas y elegantes de la vida, fumar en pipa no solo es manantial de máximo placer, se prolonga hasta ser arte. A menudo, el pipador se convierte en coleccionista de pipas. Año a año, mes a mes, día a día, ve como su "harén" aumenta. Todas las formas, los colores, de brezo, de espuma de mar, rectas, curvas, de paseo, de lectura.... Todas son hermosas, llegan a ser nuestras amigas, nuestras amantes. Yo debo decir que ya tengo cuatro de estás amantes de madera.
Un mundo de placer y sensualidad en el que el humo te eleva hasta lugares insospechados. Magia, misterio y sensibilidad.